Es uno de los grandes íconos de Japón. Pero su naturaleza es esquiva: no es tan fácil verlo, ya que hay una alta incidencia del clima para que esto ocurra. Las nubes, la niebla, la estación del año e incluso la hora del día impactan fuertemente en las chances de poder disfrutarlo. 
Como no suele estar incluido en las visitas de los viajeros que van por primera vez al país asiático -lo normal es hacer la llamada “Ruta dorada”, que incluye Tokio, Kioto e Hiroshima-, una oportunidad es en la ruta del tren bala (shinkansen) de la línea Tokaido (desde Tokio a Shin-Osaka).
Después de 40/50 minutos de viaje desde Tokio, el monte Fuji (3.776 msnm) aparece del lado derecho del tren. Pero, aunque se lo puede llegar a ver durante más tiempo, el lapso clave y más espectacular para disfrutarlo dura apenas entre 5 y 10 minutos, en un sector donde los trenes viajan a unos 290km/h.
 Abajo, una toma en la que se dieron las mejores condiciones, lo recomendado para que la magia ocurra: temprano por la mañana (antes de las 9am), en invierno (febrero), y en un día despejado, soleado. Fortuna.

Vista del monte Fuji abordo del shinkansen, rumbo a Kioto.

Más en esta sección

Back to Top